viernes, 16 de junio de 2017

Palabras prestadas #120

Os invitamos a conocer las nuevas palabras prestadas por Tomás Campo. Tienen hasta el martes 27 de junio, para hacer llegar vuestros poemas a la dirección: librodepalabrasprestadas@gmail.com

Antes de enviar tu poema por favor mira las bases en "¿Cómo participo?"



#120  Las Palabras son prestadas por Tomás Campo.


*Nota: Las palabras están al pie de la entrada.

Fotografía: Charles Olsen
Tomás Campo nació en Colombia, en 1994. Políglota, narrador oral, crítico literario y vidente. No se sabe con certeza si es budista o ateo. Practica yoga y meditación antes del desayuno. Se dice de él que mantuvo un tórrido romance con la lora Quica con la que convivió un año y medio.

Su infancia la pasó en una finca en Montería, Colombia, donde adquirió un gran repertorio de las expresiones vulgares del campo. Más adelante se radicó en Barranquilla donde fue criado por Irene Vásquez y perfeccionó su oralidad a base de vino, pan y leche. Sus borracheras son ampliamente conocidas en el vecindario.

A sus 23 años cuenta con una gran trayectoria en el ámbito de las letras y las artes escénicas. En el 2009 fue ganador de un concurso de oratoria donde se alzó como vencedor unánime por pronunciar con absoluta claridad el nombre del organizador, Roberto, en unas décimas improvisadas. También ocupó el primer lugar en un concurso de baile a ritmo de champeta y vallenato.

Es imagen del juego poético Palabras Prestadas donde secretamente ejerce de jurado honorífico. El poeta neozelandés, Charles Olsen, se inspiró en él para su poema Al loro (del libro Sr Citizen, 2011).

Actualmente Tomás prepara su primera novela y un seminario sobre comercio electrónico en Londres.



El viernes 30 de junio 2017 publicaremos los poemas.



El premio al mejor poema será el libro Una mosca en la sopa de Charles Simic de la editorial Vaso Roto

Sobre el libro: Charles Simic tenía siete años cuando cruzó a pie las montañas de Eslovenia junto a su madre y su hermano con la intención de alcanzar la frontera austriaca y dejar atrás la Yugoslavia comunista para llegar hasta París, donde esperaría el momento de reunirse con su padre, que había escapado a Estados Unidos. Este es tan solo uno de los episodios de estas memorias en las que también relata su infancia en un Belgrado bombardeado por unos y por otros, poblado de personajes dignos de una película de Kusturica; la llegada en barco a la tierra prometida, Nueva York; sus años de juventud bohemia cuando dudaba entre hacerse poeta o pintor, o su estancia en Francia como policía militar, sin olvidar hondas reflexiones sobre el porqué de la poesía.

«Sinceramente resulta imposible, para mí o para cualquier otro, afirmar que alguien posee un estatus especial en virtud de su condición de víctima», afirma. Pero sus peripecias son muy singulares y su mirada, excepcionalmente inteligente, sensible, socarrona y original.


Más información sobre el libro en Vaso Roto Ediciones





*(loco, lavar, culo, lorito y Lorena.)

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