viernes, 27 de enero de 2017

Poemas prestados #109

Muchas gracias a todos los que nos han enviado sus poemas con las palabras prestadas por la escritora y poeta neozelandesa Serie Barford. Te animamos a que sigas participando en la centésima décima edición que empieza el viernes 27 de enero del año 2017.

Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a Carmen Hernández Montalbán quién recibirá el libro El tejado de vidrio de Andrés Trapiello de la editorial Pre-textos.




A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
horizonte, tinta, hueso, sal y tambor.


❆ ❆ ❆



UN SILBATO

Con el hueso de un albaricoque puedes hacer un silbato,
los hacíamos de niños en verano,
cuando el sol besaba el horizonte
y el sudor nos dejaba en la piel sabor a sal y a batallas.

Entonces, el sol era la piel de un tambor de guerra
que tocaba a retirada,
estirábamos los días persiguiéndolo por las paredes.

Pero la noche implacable,
nos mordía los talones con sus sobras,
como una mancha de tinta que se extiende,
tan negra como el agujero de aquel silbato bajo la almohada.


Carmen Hernández Montalbán
Guadix, Granada, España


❆ ❆ ❆



Escucha el desencanto, es bravo el susurro,
tiene cuernos de un hueso bruñido con almenas.
Recuerdos de una nave de sal, recuerdos ácidos
y espurios y terrestres. Y etéreos. Cae un lienzo
suave, una neblina ingrata, un don que no reconoce
la tinta que lo acuna, por eso es fácil
descender a la miseria, caer hacia una línea
nívea que el horizonte acerca,
es fácil estremecerse o perder la esperanza
cuando repican pánico los tambores del tedio.
Es fácil cortar con una estirpe marina
la sombra de las dudas, y agigantar
hecho un puzle brillante y comestible
el tiempo prioritario.

Y entonces llega una gota perlada de rocío,
cae en la frente un torrente de risa,
sube la mar amarga y útil hasta las plantas
de pies humildes, solos.
Y nada más importa.


MAG
Cuenca, España


❆ ❆ ❆



La tierra,
como tus manos,
es cuenco vacío,
soplo detenido
de luz.
El horizonte curvo
es vulnerable piel desnuda.
Los últimos retazos
del sueño que te atormentó anoche
han dejado restos de tinta
en tus ojos.
Mojas tu rostro con agua tibia,
pretendiendo así apartar
las nubes del tiempo
que lo enturbian.
Huesos jóvenes, huesos cansados,
caminando abajo, en una calle irreal,
amordazada y blanca.
La luna es un tambor amarillo y viejo
a punto de descolgarse.
Y en tus manos,
un silencio de sal
con el que consuelas
a los pájaros.


Francisca Prieto Martínez
Cehegín, Murcia, España


❆ ❆ ❆



Una vez que haya muerto colocaré mis huesos muy delicadamente
descansando inestables bellamente seguros
en la durísima línea del horizonte

Vivíamos en el mar y en el invierno
esa drástica línea divisoria perfectamente recta
recordaba el color de la tinta nubosa con la que te escribía

Recordaba los límites entre tu voz sonando en el tambor cerrado de mi cráneo
diciendo las palabras que leías de mi mano
y la sal infinita de un océano donde había decidido pernoctar

La casa sigue hundiéndose en la arena mojada
Hay viento de poniente rayando los cristales lamiendo nuestros huesos
Hay un árbol que ocupa nuestro cuarto


José Miguel Gómez Acosta
Granada, España

www.margenesarquitectura.com


❆ ❆ ❆



Miro hacia el horizonte
y sonrío complacida
porque la Naturaleza
brinda, sin pedirnos nada,
sólo, que la respetemos
y sepamos compartirla
y a cambio, nos devuelve
salud, estima, alegría,
y es universal el don,
si aprovecharlo sabemos,
que nos acoge a todos,
niños, jóvenes y viejos.

En el plano de intelecto,
también la Literatura,
en prosa ó en poesía
nos proporciona lectura
que aviva el ingenio
mantiene la llama viva,
e invita con interés
a saborear la vida.

El que escribe con amor
desborda ríos de tinta
y enseña con su saber
a buscar con ilusión
y encontrar siempre la paz.
Por el contrario, saber
que podemos encontrarnos
con una pluma "traviesa"
que nos haga padecer,
tropezando con un "hueso",
sintiéndonos incapaces
de digerirlo y roer.

Aderezando la vida
de azúcar, pimienta, sal,
que no haya monotonía
y sí veamos resplandor
en la luz del nuevo día.

Entendamos el mensaje
y que se oiga nuestra voz
clara, potente, vibrante
como si fuera un tambor,
que hermane, sin distinción
de raza, país, ó linaje.


Hortensia Ayuso Oliva
Torremocha de Jarama, Madrid, España


❆ ❆ ❆



Cinco aforismos para cinco palabras

Como la sed de agua, que la sal posee
es la sed de besos que tiene el amante.

Cuando el blanco hueso se resquebraja
el sentido íntimo del poema se oxigena.

Donde el horizonte blanquea entre azules
sueñan pastar las ovejas ya despiertas.

Porque el papel ama mucho a la tinta
se pueden leer todas las tontas cartas.

Que el tambor es fuerte deseo de sonido
lo saben el vendedor, el papá y el niño.


Julio Alcalá
Castellón, España

Julio's Blog


❆ ❆ ❆



Coloniales y ultramarinos

Pequeños frascos artesanales
sobre estantes como horizontes
etiquetados con nombres
de variantes, salazones o infusiones
con evocaciones coloniales.

Sal de roca, dulce de membrillo, mazapán
y tinta de calamar, abastos, latas
de banderillas y pequeñas pirámides
ordenadas de frutas escarchadas, azafrán,
huesos de codillo para caldo de cocido
y tabas, tomates raf, huevos de codorniz,
tocino, cola de pescado, gelatina y regaliz.

Vermú de grifo con sifón, barricas de moscatel.
Deja vú: esos olores dulzones y espesos
de magdalenas de Proust a granel,
a encurtidos, pipas de calabaza y galletas de nata
sin papel de celofán ni fecha de caducidad
mientras, como cuando era un niño, resuenan
entre los puestos los ecos
de mi tambor de hojalata.


Gabriel Merino
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Nieve

Horizonte de nieve
las alas son palomas blancas
con la tinta que
es arco iris
la sal sale del mar
con las olas
que traen sus
huesos donde salen
mariquitas
que construyen
un tambor
para que salga
el sol.

Y las notas son
hadas que vuelan
Para dar calor.


Martha del Pilar
Italia


❆ ❆ ❆



Asimilación

Ya no se escucha en el horizonte el tambor,
habían sembrado de sal la tierra,
las piedras quedaron mudas.

Ya no se escucha el tambor en el horizonte,
las noticias siguieron su rutina,
las imprentas bostezan la tinta de los huesos

Ya no se escucha,
las termitas siguen haciendo su camino,
los últimos nombres hablan en las brumas.


Izu
Cercedilla, Madrid, España


❆ ❆ ❆



La huida

Al son del tambor
salta la rana
sobre la luna
que nada en el agua.
Al desplazarse
vertiginosa
exuda motas de sal.
Sus huesos hélices
forman una estela de tinta
que se pierde en el horizonte.


Carmen Lafuente
Madrid, España


❆ ❆ ❆



El circo

El tambor que se oye
allá distante
es el del circo
para animar a gente,
redobla y con tinta
en los anuncios
publican acrobacias,
avisan sugerentes…

Hay que comer primero
no eches huesos
ni demasiada sal
que el guiso se repite,
después te llevaré
a ver a los gimnastas
cuando en el horizonte
el sol, se nos derrite.


Carmen Barrios Rull
Leganés, Madrid, España


❆ ❆ ❆



Lot

Pasar mi lengua
por tus pechos de sal,
sin más horizonte, frontera o patria
que tus huesos tibios.
Atrás,
los tambores marcan
el ritmo de la destrucción.
Ríos de sangre como tinta
firman la derrota de un dios
que nos tiene envidia.
Mañana amanecerá
y me encontrará
aferrado a tus muslos.
La única plegaria sincera.


Dudu Fdez
Villamuriel de Cerrato, Palencia, España


❆ ❆ ❆



Hacia el soplo enorme de la vida

—¡Sal! —Le indicaba al sol, que aún vagaba en su horizonte.
—Conviértete ya en día,
aunque sé que portarás durezas
ensambladas
como huesos
en lo blando y corto
de tus horas —añadía.

(Y enseñó la noche —todavía— rutilantes sus despojos.)

—¡Sal! Que resuenen fuerte
los redobles
de tambores
de tus luces
como estruendo abrupto
que trastoque gestos
demacrados
por las horas
tristes
de la noche —insistía.

(Y encendía aquella —siquiera— sus últimos instantes. Y el dolor violáceo lo envolvía.)

—¡Sal! —Envió la orden nuevamente, como siendo ya un reproche en ciernes.
—Lograrás que escriba
con las tintas
turbias
de mis ansias
en tus horas
leves
descargadas
sobre seres
anhelantes —le espetaba abstruso.

(Y el color seguía de la noche, confundiendo.)

—¡Sal! —le inquirió de nuevo, como insiste siempre un condenado a cada instante,
dirigiendo entera
la intención
hacia el soplo
enorme
de la vida.


Vicente Javier Fernández Gómez
Añastro, Burgos, España

vicentejavier-f.blogspot.com


❆ ❆ ❆



Al anochecer
me sorprendió esa tinta del horizonte
su color violeta
su blanco de sal en las nubes,
la sensación de un sueño

Los cuerpos tumbados en la arena
escuchando ese silencio
no es mi voz la que resuena
son tambores del recuerdo
que te hielan los huesos

Tienes que seguir adelante
sin haberle dicho a tu madre que la quieres,
entonces no estaba de moda decirlo
(a todas horas)
dibujando un corazón con las manos
acercando tus besos a su oído
en cualquier parada de autobús

Ella lo sabía, pero quizás, no lo escuchó
cuando debía, cuando se iba
cuando tú lo sentías
y tienes que seguir dibujando el silencio
de aquel
último instante


Maribel Moratilla
Zaragoza, España


❆ ❆ ❆



Con tinta de granada
y pincel de alcauciles
se pintan las palmeras
al sol de los salares;
romero y mandarina,
limón y tierra seca
entretejo a mi falda
de bancal y laguna.
En la sal de los huesos
de las altas palmeras
el cielo borda nubes
con azúcar de dátil.
Montes de tomillares
son ahora mis tejas,
cumbres de poesía
de tambor y de palma;
vientos de mar fenicio
en los nuevos senderos
cosidos a mi falda,
horizonte de sal,
dobladillo de agua.


Pon
San Isidro, Alicante, España


❆ ❆ ❆



Son nuestra pálidas paredes
fosa abierta donde mora el mundo soberano.
Su piel de tambor
brilla como un sexo adolescente;
danzan los huesos
alterando la dirección del aire.
Cae la risa
y rompe un campo de magnolias
para vestirnos de nubes.
Bajo un cielo seguro de tinta indeleble
me corona de diminutivos y blasfemias
en un gozo que sacude
desde las anatomías a los guijarros.
Se embriaga de mi sal con gesto delicado
y el horizonte evoca la ola
y se quiebra en melaza de pólvora.
Nombra mis días
salvando tempestades;
en nuestras pálidas paredes
se desenreda la vida.


Keka Conesa
Sevilla, España


❆ ❆ ❆



Seguidilla

Anoche, tras la reja
de tu ventana,
esperé suspirando
casi hasta el alba.
La luna nueva
embozaba penumbras
de tinta y hiedra.

Cuando raya la aurora,
como un mendigo.
en la puerta rendijas
temblando espío.
Digo tu nombre;
pero tú ya volteas
el horizonte.

Te cruzaste conmigo.
Vuelves la cara.
Nada puedo decirte
con la mirada.
Con un tambor,
¿despertaré los pulsos
de tu atención?

Estéril diligencia
cuando el empeño
que pongo por tenerte
siempre da en hueso.
Y en mi zaguán,
para que nada crezca
me has puesto sal.

Malogrado el intento
busco reposo
al agobio que causan
tus abandonos…
(¡Qué pretensión!,
cautivar de la Musa
su comprensión).


Pedro Bernal
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Depresión fue la tinta de aquella misiva
que escribió con la soledad de sus huesos.
El insomnio aconsejó suspender la vida
cuando el tambor de su infancia
sonó en la madrugada
dentro en su cabeza.

Lo último que probó su cuerpo fue la sal,
al perderse en el horizonte.


Mariana Centurión de la Cueva
Cd. de México, México


❆ ❆ ❆



INFANCIA

Me acabo de dar cuenta,
Que la palabra horizonte
Es un pálpito de bienestar.
Mis recuerdos,
Se escribían con una enorme sonrisa.
Recordar mi infancia,
con esos huesos de Santo
Que hacía mi abuelita.
El tic tac del reloj de cuco,
Decorando el salón.
Ver a mi abuelo,
A la sombra del Olmo,
Con el tintero,
una tinta negra,
Mas negra que el carbón.
La pluma parecía moverse sola
Tan sola,
que parecía dibujar caritas sonrientes,
Las cuales parecían guiarme.
Recordar los rituales ancestrales,
efectuados con sal.
Que nuestros antepasados
Hacían.
Al son del sonido de un tambor.
Una infancia tan dura,
Pero a la vez tan bonita.
De la cual doy pinceladas de felicidad.


Israel Jubrias Cordero
Lardero, La Rioja, España


❆ ❆ ❆





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