Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a Vicente Javier Fernández Gómez quién recibirá el libro Hasta llegar aquí de Javier Bozalongo de la editorial Cuadernos del Vigía
A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
espina, cámara, peñasco, coser y estrella.
❆ ❆ ❆
Qué soledad
Qué soledad te encierra
en las horas de la noche en las que coses
una a una por sus puntas las estrellas
con los ojos tristes que les prestas.
Qué calidez oscura en tu mirada
cuando asalta la inquietud azul de los temores.
Qué desconsuelo al cabo, cuando tornas dolorida
del peñasco arisco de tus días,
cuando rozas todas juntas las espinas
de las rosas que te hieren y te excitan.
Qué clamoroso arrobo si te escondes
en la oscura cámara que habitas,
donde arrullan los gestores
del profundo añil
de tus quimeras.
❆ ❆ ❆
Al borde del peñasco
con una espina en el alma.
intento coser la película de mi vida.
Con cámara en mano
registro el último instante del crepúsculo,
“la hora de los dioses”.
Un estrella fugaz....me anuncia el final.
Nora Inés Román
Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina
❆ ❆ ❆
SENSUALIDAD
Coso tu deseo al bajo de mi falda vaporosa
donde todo se insinúa
como una ráfaga de viento distraída.
Y tu deseo se desborda junto al mío
como la espuma blanca de la ola
en un peñasco.
Es todo tan breve,
tan intenso,
tan íntimo y tan frágil
que retenerlo es de necios cuando ocurre.
De nada sirve guardarlo en el diafragma de una cámara,
darle incontables nombres,
sórdidos apelativos de burdel,
diseccionarlo,
dibujar un punto de luz por una estrella,
desvirtuar su fulgor o congelarlo.
Carmen Hernández Montalbán
Guadix, Granada, España
Guadix, Granada, España
❆ ❆ ❆
Madre, cóseme la falda
que yo no puedo coserla,
la he rasgado subiendo
a lo alto de un peñasco
para alcanzar una estrella
tan bella como una rosa
pero, que teniendo espinas
ha dejado, dolorosa
sensación y está clavada,
como mis ojos fijados
cuál si una cámara fuera
parpadeando y fugaz,
maravillosa su belleza,
que ya no vivir quisiera,
sin aroma de la rosa,
ni el brillo de las estrellas,
sin tu amor querida madre,
que perduren para siempre
y… en mi memoria, no mueran.
Hortensia Ayuso Oliva
Torremocha de Jarama, Madrid, España
Torremocha de Jarama, Madrid, España
❆ ❆ ❆
Rosa que nace en la suciedad
Rosa que nace en la suciedad
Estás sola, incomprendida,
llena de espinas.
Apartada hasta que tu luz se apaga
Brillabas como las estrellas
Pero el mundo no era lo que imaginabas
La realidad fue como ser
empujada de un peñasco
en una caída rápida.
Rosa que nace en la suciedad
Todos te miran raro,
caminas sola, aislada,
como si hubieras sido dañada.
Andas con tu corazón cosido
Y cuando te preguntan,
¿Por qué eres tan fría?
Tu sonríes y respondes:
Oh amor, he sido tantas veces rota,
que las partes ya no se unen como antes.
Rosa que nace en la suciedad
Siempre levantas la vista y sonríes
cuando una estrella fugaz
surca la cámara estrellada.
Esperas poder pedir un deseo,
cierras los ojos y repites
"Incluso las rosas tienen sueños"
Belén Viera
Uruguay
Uruguay
❆ ❆ ❆
Te fuiste y fuiste espina porque quisiste
Te fuiste y me dejaste la espina clavada
con saña y a cámara tan lenta introducida
que trajo un absceso cual duro peñasco
Partiste a tu estimada estrella sin asco
con la idea de coser tus heridas al fresco
que resultó una gran pena sobrevenida
Olvidaste tu mirada de cámara congelada
con saña y sin falsos remilgos disfrazada
que alojó en riñón no piedra sino peñasco
Cosiste en el roto pantalón hecho cisco
un siete estrellado lleno de música disco
que cambió a franela la tela desgarrada
Te fuiste y fuiste espina porque quisiste
❆ ❆ ❆
Blanda espina,
región mínima de luz
cuando los astros callan.
En la cámara oscura,
los deseos —livianos como estrellas—
se tienden en las rosas heridas del secreto.
Cosida a la tierra,
insolentemente,
cae como peñascos.
V. Javier Llop
Valencia, España
Valencia, España
❆ ❆ ❆
RELENTE
Mi abuela cosía en un taller
a sus 16 años
cuando se declaró la Guerra
a base de pegar voces.
Una piedra roma como un peñasco
le abrió la cabeza a mi padre
en una de esas batallas campales
que los niños de antes
entablaban al lado del río.
13 estrellas amarillas componían
la firma de aquella niña de 17 años,
que alegró una tarde de mi pubertad en una casa de la sierra.
Al Cristo de la capilla en la planta de arriba sólo le faltaba lanzar espinas
con una cerbatana, tanto pavor nos causaba cuando hacíamos la rata.
Una reponedora congelaba sus recuerdos en una cámara frigorífica
para sacarlos convertidos en versos de chocolate, como las jícaras de su infancia que le daba su madre
todas las tardes después del colegio.
Ante la imposibilidad de volver atrás en el tiempo, para ver a la abuela, al padre, al hijo y al Cristo, la mujer decidió sentarse al relente y esperar.
❆ ❆ ❆
como la tarde aquella
asciende la montaña. brama al fondo
la Garganta de Iruelas
entre cantos rodados,
a través de un tamiz de enredaderas.
petirrojos, zorzales…,
trinan sobre las ramas de las breñas.
sigue la ruta de las alimañas.
como la tarde aquella…
por la trocha florida
troncos elude; jara; charcos; peñas.
aventa los zarzales espinosos
cosidos a sus piernas,
y la grama de flores amarillas,
abiertas como estrellas.
murmullo de corriente
a medida que avanza se le aleja.
en elegantes círculos vigilan
buitres sobre la senda.
el silencio domina
su caminata por la primavera,
y se diluyen todos los pesares
que pueblan su cabeza…
disfruta cada paso hacia la cima
como a cámara lenta,
deseando llegar, pero temiendo
encontrarla desierta…
…o algún cañón furtivo.
como la tarde aquella…
(bajo el arrullo de los altos pinos
soltó los lazos de mi cabellera,
y bailamos un vals a los acordes
de la brisa lunera,
embriagados del mal de las alturas…)
en la breve pradera
palpitaba su piel bajo sus manos;
y la melancolía de su ausencia.
Pedro Bernal
Madrid, España
Madrid, España
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Pequeños milagros cotidianos
Tantos años siendo la medicina
y el bálsamo –la costumbre y el frasco
de la esencia que cura cualquier fiasco
o sinrazón- te hizo luz matutina
indispensable a mi lado, espina
sacada y roca frente al peñasco
donde me agarro sin dudar. Chubasco
de amor: ser sólo amor, sin la mezquina
manía de comparar ni coser
etiquetas ni facturar. O ser
media naranja no como una estrella
gemela, antes bien como una lámpara
única irrepetible. Tú: mi cámara
en que el tiempo y dolor no dejan huella.
Gabriel Merino
Madrid, España
Madrid, España
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Actividades
Espina que te clavas
tan de repente…
y ves blancas estrellas
aunque sea de día.
¿Quién te mandó
el irte de acampada,
escalar altos peñascos
sin llevarte un guía?.
Cambia de actividad,
cámara en ristre
busca por esas calles
hacer fotografías…
O intentarás coser
para esa fea ventana,
unas cortinas alegres
que sean decorativas.
Carmen Barrios Rull
Madrid, España
Madrid, España
❆ ❆ ❆
En las cumbres
En las cumbres
de un peñasco
se esconde un murciélago
de ojos oscuros
en un árbol donde
entre sus ramas cose
con la ayuda de una araña
su casa
durmiendo sobre la lluvia.
Pero con sus alas
las cristaliza
en hilos de cristal
formando una estrella
donde quedan
como hilos
de espinas.
Que una cámara
da luz
para quedar
su creación
fotográfica.
❆ ❆ ❆
BUSCANDO ESTRELLAS
Buscando estrellas me encontré con espinas
Cosiendo historias tropecé con peñascos
No era mi percepción o si lo era?
Para captar la realidad utilicé la cámara
¿Es la realidad lo que refleja?
Un momento captado, pero al siguiente
Momento ya es distinto, porque la vida
Es un continuo movimiento
Y la escena en positivo congela
Lo que fluye como un río que en un segundo
Es otro.
Vemos la luz que nos llega ahora
De estrellas que tal vez ya no existen.
Vemos peñascos que se los salta hasta una rana
Y molinos, creyendo que eran gigantes.
Las espinas no están para pincharnos
Las espinas protegen a las rosas.
Jose Mª Saro y Bernaldo de Quirós
Majadahonda, Madrid, España
Majadahonda, Madrid, España
❆ ❆ ❆
Solo una espina quedó a sus pies.
Sintió vergüenza de clavarse en su frente
junto a las otras,
lanzadas con la lengua de la calumnia.
Humilde, ayudó a coser en su pecho
la única compañera
de sus últimos días y noches.
Una estrella, que lo obligó a pensarse distinto,
a construirse distante.
Tatuaje de sangre pintado de rosa
en la cámara de gas,
como los peñascos vistos
en su infancia.
Mariana Centurión de la Cueva
Cd. de México, México
Cd. de México, México
❆ ❆ ❆
Cóseme con la espina
de tu olor a limones,
cóseme con tu azul
de estameña y bramante.
Cóseme a las estrellas
con colores de aire
enhebrados de oro,
tapizaré tu espalda
de brocado y de seda.
Cóseme a los peñascos
con besos de naranjas
y manzanas de azúcar,
y súbeme a las cámaras
donde reposa el trigo
y el aceite descansa
con sal y con tinajas.
Cóseme a tu lindero
a la orilla del agua,
bórdame con tu boca
de pájaros y flores
y limones y versos,
déjame que me cosa
y me descosa luego.
Cóseme con la espina
de tu piel de limones
al suelo de las cámaras
del aceite y la harina
y descóseme a ciegas,
cuando duerman las jaras.
Pon
Madrid, España
Madrid, España
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Poeta maldita
Me creo poeta maldita,
enterrada en un pozo de rosas
y atravesada por cada una de sus espinas.
Desnudándome frente a una cámara,
rindiéndole tributo a los poetas muertos
y prostituyendo cada uno de mis versos.
Me creo poeta maldita,
cosiendo el cielo con hilos de sueños
y enhebrando estrellas en agujas de cuentos.
Parándome en el filo de los mas altos peñascos,
gritándole sin aire a una inexistente musa
y llorando sin lagrimas sobre viejos sonetos.
Me creo poeta maldita,
intentando juntar versos
para crear poesía.
Maricel Fernandez
Santiago, Chile
Santiago, Chile
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Otra vez tú,
besando tristemente la febril penumbra
viviendo encerrado en una gota de tormenta.
Ya no hiere la espina de la disculpa
bisutería cosida a una boca sin brisa.
No hieren las flechas esquivas de la memoria
solo hay dolor en la venda que cubre los ojos de las estrellas.
Renuncias a lo más tuyo
con esa pena de abandonar lo que se ama
la ávida lengua que alumbra la cama.
Sin anillos, sin orgasmos, sin poemas
tu sangre se derrama por el escenario yermo de los peñascos.
Ya no habrá representaciones de cuerpos blancos
mas retumbarán en tus sueños como ecos
de un soberbio anfiteatro clausurado.
Viste y no creíste.
Y el ojo de dios se cerró
como el objetivo de una cámara.
Tu piel no renacerá
en el milagro de la temblorosa hierba.
Nadie capturará ese instante, inefable;
un millón de años encapsulado en el alma.
Keka Conesa
Sevilla, España
Sevilla, España
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