Muchas gracias a todos los que nos han enviado sus poemas con las palabras prestadas por el director del ZEBRA Poetry Film Festival y del Literaturwerkstatt Berlín, Thomas Wohlfahrt. Te animamos a que sigas participando en la sexagésima sexta edición que empieza el viernes 21 de noviembre del año 2014.
Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a María Pilar Gorricho del Castillo quién recibirá el libro
La fugitiva – Poesía reunida (1985–2010) de Jesús Aguado de la editorial Vaso Roto.
A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
mujer, escuela, trabajo, fauces y nota.
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Otoños
No es esa vehemencia de las hojas
repoblando de crepitares la espesura.
Ni esta súbita lluvia
agregada a los cafés de paso.
No ha de ser el lunático antojo
de los días niños
por hacerse progenitores
de lo oscuro cuanto antes.
No ha de ser nada de esto.
Es un desafío desintegrando
las fauces del "ahora".
Una pesadumbre espasmódica asida
a las vicios del frio, del gigantesco frio
en un tuétano hecho papel.
Es un cáncer en las células del alma
de madre forastera.
Lobos de caoba; francotiradores
en los tejados de una escuela de corderos.
No, no, es el otoño y su conjunto
de rojos casquivanos
y su jardinero trabajo.
Es no sentirse viento para tener,
algo que descuajar de su natural estado.
No es la lluvia no.
Es no sentirse agua y no tener nada
que purificar en las bambalinas
del soñador.
No son los días cortos,
así,
como besos en los portales
con su impertinente nota de levedad.
No, no es todo eso.
A fin de cuentas las hojas se unen para caer
y crepitar todas juntas.
El agua se hará salitre de recordatorio
un día de estos.
Y yo,
yo...
soy sólo una mujer
y estoy tan sola.
María Pilar Gorricho del Castillo
Logroño (La Rioja) España
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MUJER CERCANA A MI PIEL
La mejor escuela que el deleite espera
Es sentirte a ti, mujer cercana a mi piel,
Con las notas tristes al pie del jardín,
Sin entrar en ti; con la mente absorta
En pensar en mí, mujer pegada a mi piel.
Y las fauces negras del sentir más ruin
No se abren a ti, mujer sellada a mi piel.
Qué ingrato trabajo no soñarte así, mujer,
Herida sin mi piel.
Vicente Javier Fernández Gómez
Añastro, Burgos, España
vicentejavier-f.blogspot.com.es
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Una madre del Jötunheim
Ni el canto de Gudrun ni el viaje de Brunilda
ni la profecía de Frigg, que engendró a los ases,
por el deceso del bienamado Baldr
osarán compararse con el tormento de la que clamó
venganza por su heredero
–un elfo oscuro– prometiendo emerger del fangal
para acallar, al fin, todas las eddas.
Pues cualquiera de los trabajos del héroe gauta
palidece ante el duelo de la madre
frente al cadáver manco y monstruoso del hijo hosco
y ni la vidente, fuera diosa o mujer,
podría mitigar su furia atávica, mas doliente
que una corte de plañideras góticas o nornas sajonas.
El futuro y las escuelas se llenarán de otros lamentos
funerarios, canciones, sagas y baladas
pero ese suplicio insondable, inconmensurable
será incapaz de articular la sola nota de una ópera.
La madre de Grendel, nada más, podría perdonar
y olvidar teniendo a Beowulf
entre sus fauces.
Gabriel Merino
Madrid, España
❆ ❆ ❆
Tengo
Tengo un gato cazador y pendenciero
siempre con un ratón en las fauces
que me inspira poemas sociales y furiosos
con gran coraje en las estrofas.
Tengo una mujer hermosa y lista
siempre con carmín en los labios
que me inspira poemas líricos y amatorios
con suaves besos en las estrofas.
Tengo un jefe agresivo y taimado
siempre con un reproche en el trabajo
que me inspira poemas evasivos y cínicos
con irónico humor en las estrofas.
Tengo un despertar alegre y tranquilo
siempre con felicidad en el corazón
que me inspira poemas festivos y musicales
con dulces notas en las estrofas.
Tengo una edad avanzada y excesiva
siempre con achaques en el cuerpo
que me inspira poemas de vieja escuela
con ajadas metáforas en las estrofas.
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nacen, mueren
se levantan, se caen
van a la escuela, buscan trabajo
mienten o toman notas de cosas que nunca utilizarán
ganan, pierden
se desnudan, se visten
se abrazan, duermen
lloran o como leones abren sus fauces el uno contra el otro
son un hombre y una mujer.
cada uno entero.
hasta acabar partidos en medio.
❆ ❆ ❆
En la escuela de la vida,
vislumbramos las fauces de la muerte.
Al principio es un abismo insondable
donde el vértigo no existe,
caminamos por la cuerda del destino
con los ojos vendados y paso firme.
Tiempo después, entregados a la vida,
nos bebemos los minutos,
embriagados por millones de espejismos.
Y la muerte, esa mujer de negro,
nos susurra al oído certezas,
su aliento nos produce escalofrío.
Más tarde, firmamos con ella la tregua,
Nos guardamos la nota en el bolsillo.
A la vuelta, ya cansados,
nos sonríe,
y su rostro no parece tan esquivo,
nos resulta familiar,
concluimos que su rostro es nuestro rostro
e iniciamos el viaje del olvido.
Carmen Hernández Montalbán
España
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MELODÍAS
Me persiguen las notas de una melodía
que envolvieron mis días de escuela
en los que amé desesperado a esa mujer.
Entonces niña, entonces libre
y yo, ahora mucho más que ayer,
perdido, abnegado, enamorado.
De sus fauces no me escapo,
amarla es mi trabajo
es mi libertad,
mi muerte.
Y cuando me mira,
mi descanso.
Romina Martín Martín
Madrid, España
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Reinserción laboral
A la mujer barbuda
enseñaron
a meter la cabeza
en las fauces del león.
El hombre bala
toma nota,
sin trabajo y escuela,
en la cola de parados.
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Loa
Es un honor y un placer alabar a la mujer,
por su trabajo y tesón, es justo reconocer
que ha sacado buena nota en la escuela de la vida,
sentando cátedra y rebelándose, renunciando a la huida
y plantando cara ante las fauces de la sociedad del hombre.
❆ ❆ ❆
Mujer
El trabajo se comió tu vida,
caíste en sus fauces,
de nada sirvió la escuela
ni las notas que dios te envió.
Caíste rendida
a la vorágine de la vida.
Ahora no sirve lamentar
lo que la ambición te hizo desear.
Ahora todo lo que te dio
no sirve de nada.
Ahora la sonrisa
esta enquistada, dormida,
no hay flores con tantas prisas.
El negro elegante
los zapatos de tacón
tu maleta con papeles
y tu ambición.
Cristina Eme
Zaragoza, España
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La escuela de la amargura dio sus lecciones,
meticuloso trabajo que ahora nos corroe por dentro.
Se desgarra el dolor.
Nota cómo se clavan las fauces,
se oye el grito callado de la mujer.
Javier Morales
Barcelona, España
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AMSTERDAM
Me gusta que la noche abra sus fauces
olor a escuelas cerradas
a ciudad con magia
a mujeres con trabajo
a hombres que van y vienen
trasiego de bicicletas
luces, vida, agua
aroma color de humo
me asomo a sus puentes
se nota que hay placer
los pies descalzos sobre la hierba
el sol se asoma
y notas que calienta
y no te quieres ir
y respiras hondo
y te gusta
y me gusta
siempre me gustó.
Maribel Moratilla
Zaragoza, España
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No hay nada casual
en el idioma de los ojos,
recorre audaz un túnel de viento
y bombea la única verdad
de los deseos.
A fauces rotas
nadie levanta sonrisas,
pero con ella todo es distinto,
un tristealegre copo
de nieve inexplorada.
Del lenguaje de su falda
de casa a la escuela,
van piando gorriones
locos por sus giros.
Y es que tanta luz
de frágil mariposa,
desarma al mismo cielo
desde el primer alba,
en su minúscula nota.
Yo amo a esa mujer
en el punto exacto de su boca
donde laxas son las horas
que el trabajo inventa,
siempre para no volvernos locos.
Suso Torriente
Madrid, España
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Salieron tras un destino.
Va envolviendo el otoño,
en hondos suspiros a la luna,
y algunos rayos de opaca claridad
vislumbran lagrimas amargas.
De esta, aquella mujer,
con destinos entrelazados.
Sin una nota de comunicación,
y el tiempo trepando en días,
del trabajoso camino de la vida,
son de la misma escuela.
Para ellas las fauces en su presencia,
minan el corazón.
Juliana Mallén Matarranz
España
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Algunas veces muero.
Ante los ojos glaucos
despacio el cuello arqueo;
-nota sobresaliente
en la escuela del circo.-
Antes que brote sangre
me acuno entre las fauces
evitando la herida,
piel de mujer tatuada,
alma de cicatrices arañadas.
Algunas veces muero
ante los ojos glaucos
mas, por morir, renazco.
Trabajo de titanes
emerger de la sima
de los ojos del gato
y las zarpas felinas.
Mas, renacida, emerjo.
Pues aprendí en el circo
a ser titiritera:
doble salto mortal,
un volatín, saludo,
un revuelo de capa
y vuelvo la cabeza.
Mírame. Yo sonrío.
En tu sonrisa muero
y en la mía renazco.
Sígueme, si te atreves…
pues muero, algunas veces.
Pon
Madrid, España
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Mujeres que esperan
mujeres que dan la nota
su trabajo y su escuela
es una calle de sol y sombra
Una vecina ruge desde el balcón:
«¡Yo solo lo hago por amor!»
Y vuelan las carcajadas
como palomas que se zafan
de las fauces de un león
Xisca Minart
Palma de Mallorca, España
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