Muchas gracias a todos los que nos han enviado sus poemas con las palabras prestadas por el poeta Luis Antonio Villena. Te animamos a que sigas participando en la quincuagésima novena edición que empieza el viernes 6 de junio del año 2014.
Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a Estefanía Caneda Martínez quién recibirá un libro de la editorial.
A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
islote, joven, nefelibata, pierna y primaveral.
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INDECENCIA
y caímos sin medida,
nueve mil pies de aire puro,
yo,
rezaba por yacer
en el islote de tu copa,
nefelibata estúpida,
como si un whisky me eximiera
de la culpa de tu boca,
porque desde su pezón a mi pierna
no encontrarás piel más unida
que la de ella y la mía,
por esa joven y primaveral indecencia tuya.
Estefanía Caneda Martínez
A Coruña, España
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Nefelibata de emociones,
manos colmadas de ofensas,
piernas vacías de ausencias,
corazón expuesto a los desamores.
Nefelibata de emociones,
mirada primaveral atrapada en pesares,
alma mutilada por falsos cantares,
sonrisa esposada en islote de prisiones.
El tiempo, suspendido,
colgado de una rama joven.
Keka Conesa Mínguez
Sevilla, España
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La hojarasca
Allí a lo lejos,
en lo que parece un cúmulo de hojarasca,
se alza el islote de los muertos.
Sus piernas enraizadas en la tierra,
ya no emprenden caminos,
ni defienden ninguna batalla.
Los abrazó la tierra en su cálido regazo,
y una brisa joven arrastró la quimera de sus ojos.
Pero la memoria nunca olvida,
y como una lluvia primaveral,
nos devuelve los humores de su desdicha.
Mientras tanto,
Un poeta nefelibata agrimensor de esperanzas,
escribe sus nombres en el barro.
Carmen Hernandez Montalbán
Guadix, Granada, España
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Lugar
En el islote encontró
Un joven solitario
Construyendo su nefelibata
Encuentro inesperado
Surgido de la nada
Con la pierna coja
En un espacio primaveral
Se unió a su sueño
Irene Costa
Mar del Plata, Argentina
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Hace meses que solo, sentado en esta orilla
te espero.
¿A donde fuiste?
¿A qué lejana playa, a qué remoto islote
arribaste?
¿Qué turbias sirenas te encantaron?
¿Qué extraños demonios te retienen?
Nefelibata sin miedo
con primaveral brisa partiste.
Tu fuerza eras tú mismo:
tus brazos, tus piernas,
tu joven mente inagotable y dislocada.
¿Cómo puedo ahora alcanzarte,
tocarte siquiera, llegar a tu centro?
¿Es posible acaso vencer
a los diablos que te atan,
romper sus cadenas, deshacer
el encanto venenoso?
Día tras día oteo el horizonte,
inmenso como un universo sin estrellas
mientras las olas, indiferentes,
persiguen mis pies desnudos.
Enrique Bermúdez Juanes
Ciudad Real, España
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TRÁFAGO
En realidad,
el ser joven empieza a parecer
trayecto terminado y carne floja.
Intacta furia interior,
siempre en estado primaveral
donde siguen germinando los deseos.
Mirar al exterior con la curiosidad
de encontrar en la vida elegancia y miseria,
sin dejar de cribar las sombras
que resplandecen en lo sublime.
¿Qué islote te llevarías a un libro por comenzar?
Nefelibata vivo, sin perder el equilibrio.
Una pierna en tierra y su simétrica descalza,
encaminan mis pasos hacia los versos del porvenir.
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TE ME MUESTRAS AUSENTE
Te me muestras ausente, lo sé, con la idea de Rubén.
Sí, sí, sí... Te me vas tras su verbo florido del ayer.
Y me quedo montado en el trozo de islote de mi ser,
Con mis piernas de arena paradas sin poder allegarme
A las aguas inmensas de su azul. Él se lleva tu joven
Carita de pena, tu primaveral surtido de azogue;
Tu inquietud revestida de espumas barrocas.
A ti, nefelibata ardiente que sueñas manglares en nubes
De azufre, te me lleva Rubén con sus letras distintas.
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GANAS DE AMAR
No dejaste nunca de sentirte joven,
exótica nefelibata,
ni te apartaste de la acracia
que bañabas desnuda
en el agua clara y fría,
con la brisa primaveral
del islote de las utopías.
Tu falda, gasa de seda
a la altura del ombligo,
entre las piernas
las ganas de amar,
la concupiscencia,
la falta de un amigo,
y dosis de paciencia
para esperar.
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divinas palabras
Sentada en el islote
en el borde de la piedra
junto al peine de los vientos
balanceas tus piernas
haciendo dibujitos en el agua clara con tus pies
mientras tu joven y nefelibata cabeza primaveral.
piensa en la cita que esta por llegar.
solo en eso....
no hay nada mas.....
Cristina Eme
Zaragoza, España
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νεφελοβατώ
el amor es un acto de rebeldía
lleva un aire primaveral en la edad de hielo
el nefelibata no sabe
que en un instante
se va a quedar con la pierna al vacío
por eso es todavía joven
por eso todavía cree
que cabe alguien más
en el islote de su amor.
❆ ❆ ❆
Nefelibata
De joven fue sirena
nadaba de islote en islote
en busca de algún naufrago llamado Viernes.
Le crecieron las piernas,
se dice que corrió siete días con sus siete noches,
hasta que descubrió sus alas,
y voló hasta una nube primaveral,
Ahí se quedó. Nefelibata le llama algún poeta,
salvavidas de palabras a punto de extinción.
❆ ❆ ❆
Vengo de otros mundos,
y he nadado a contracorriente
de luna en luna,
de sol a sol.
Bajo tormentas primaverales
he deseado, tan solo,
atracar en tu islote.
Apenas quedan fuerzas
en estas jóvenes piernas
mas continúo al encuentro
entre esta nefelibata
y tu divina bienvenida.
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Inmortal
Nefelibata, soñaba ver
ha ese joven en la primavera
de mi islote
casi inmortal
pero inhumano
lleno de serpientes
e dinosaurios
ahora solo cazo
una pierna de
cocodrilo
para hacerme una bolsa
de real
empresa
para seguir soñando
en mi nube blanca
con las palomas
que me traen
a la inmortal
liturgia.
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Un paseo por las nubes
Sube y sube, pero ten
cuidado, Nefelibata,
que entre las nubes también
se puede meter la pata
(Antonio Machado.-Cancionero apócrifo)
Los astutos, los listos, dicen que
no conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!
Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo.
Que no soy hombre práctico en la vida... ¡Estupendo!...
(Rubén Darío.-Epístola)
Técnicamente, la nefelibata es esa destreza de los poetas
de caminar por las nubes o escalarlas –en caso de que,
de repente,
te encuentres una pared hecha de ellas–
aunque yo llegué aquí saltando por entre nueve nubes
como hubiera hecho un príncipe entre planetas.
Desde la de las maracas de Machín a la del escalofrío en silencio,
de la del semisótano del secuestro a la de la mantis comiendo.
De la del aristócrata cuadrúmano a la de la receta de león manso,
de la del suicidio del rey mitológico a la del coro de niños incendiario.
Y, en la #cloud nine, observando desde las alturas
del ventanal de la vieja escuela de arte dramático
leguas abajo, a ras de horizonte, ví a Kavafis
admirando las piernas ebúrneas y laxas de un joven
que tomaba –ausente- su bronceado primaveral en la playa
de un islote griego.
Gabriel Merino
Madrid, España
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Nefelibata
Si el amor se hace esperar
Y no le encuentras sentido
Deja a tus piernas soñar
Con tu primaveral vestido
y que sea tu joven escote
quien te saque del islote.
Jose Manuel Ponce
Valencia, España
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Del anhelo figurado
Ya casi nadie espera
a la primavera.
Ausencias se van repartiendo
entre manos llenas
de ilusiones que embargan.
Quisieran ser sueños
por ser otra vez jóvenes
piratas de pierna de palo
a la busca de islas con tesoro
embarcados hacia el horizonte
como nefelibatas incólumes.
Salvador Tamayo Morales
Málaga, España
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Estrella errante
Joven, nefelibata
a la deriva
planea el islote.
Los brazo extendidos.
El cabello
medusa al viento.
Aterriza en un claro
tapiz primaveral.
Su pierna apunta al firmamento.
Sus ojos destellan
nubes en movimiento.
Carmen Lafuente
Madrid, España
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En una tarde primaveral
recorría la orilla del mar
en este islote anclado,
que parece nublar la vista
tal vez por la brisa, o bien
por tener los ojos llenos
de las piernas de la joven,
que parecía estar nefelibata
y por ello no notaba lo que la
gaviota hacía con su aperitivo,
hasta que yo lo aproveché
como escusa para hablar con ella.
Entonces pude ver su cándido
rostro cubierto por dos luceros
que habían absorbido todo el mar.
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Acróstico
Nunca en una tarde primaveral
esperes resolver el acertijo.
Fuiste joven de agradable aspecto,
escribiste poemas memorables y
libaste el néctar de las flores en sazón.
Islote de soledad abandonado ahora
buscas apoyos añadidos a tus piernas y
a las puertas de la vejez
tristes recuerdos pasean por las nubes
acudiendo a ensañarse con tu memoria.
Nefelibata pareciera la solución
mas hablaba de la edad y su imposible
rehabilitación.
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Es joven.
Él, nefelibata,
tiene guías feroces en las nubes
y en la pierna, le crecen manos primaverales
de torno, tocan, segmentan, escarban,
se angostan o se expanden, provocan
los colores y el volumen desde las uñas.
Liba entre los pechos para encontrarse,
es joven, y
hacia su pierna, le nace otra pierna,
islote de mar en la tierra, o viceversa.
Paloma Bienert Barberán
Santander, España
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